Mano sosteniendo un vaso de cerveza junto a unas llaves de coche, simbolizando un caso de alcoholemia y las posibles estrategias legales en un juicio.

Cómo ganar un juicio por alcoholemia

Aunque ganar un juicio por alcoholemia es poco habitual y complicado, existen casos en los que, fundamentalmente por errores procedimentales o en los aparatos de medición, el acusado tiene una opción.

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¿Se puede ganar un juicio por alcoholemia?

El delito de alcoholemia viene tipificado en el artículo 379.1 del Código Penal. Se refiere a la conducción de vehículos a motor o ciclomotores bajo la influencia de los efectos del alcohol o drogas.

A priori, enfrentar un juicio por alcoholemia es un desafío legal. Esto se debe a la intervención de las fuerzas de seguridad, cuya palabra goza de especial validez. Pero, además, al uso de aparatos homologados de alta precisión, como son los alcoholímetros y los etilómetros. Tales instrumentos están regulados por estrictas normativas técnicas, que especifican su calibración y mantenimiento.

Por ello, rebatir tales evidencias no es fácil. No obstante, de acuerdo al artículo 24.2 de la Constitución Española, el ordenamiento jurídico actúa de acuerdo con el principio de presunción de inocencia. Esto significa que toda persona será tratada como inocente hasta que haya una sentencia firme de culpabilidad. Así que, solo se podrá condenar a un acusado si las pruebas cumplen todos los requisitos legales.

Esto significa que, aunque en estos casos la fiabilidad de las pruebas es alta, los errores procedimentales o técnicos pueden llegar a invalidar un caso. Es por esta vía por la que, en algunos casos, se puede conseguir ganar un juicio de alcoholemia.

¿En qué casos se puede ganar un juicio por alcoholemia?

Para preparar una estrategia de cómo ganar un juicio por alcoholemia, en primer lugar, será indispensable contar con el asesoramiento de un abogado experto en la materia. Este extremo será crucial. Por otra parte, la posibilidad de ganar dependerá de las circunstancias específicas del caso.

En general, las posibilidades de ganar girarán en torno a la invalidación de las pruebas presentadas en contra. Entre los motivos que podríamos destacar para poder conseguir esta desestimación, están los siguientes:

Falta de validez de los aparatos utilizados

La calibración y homologación de los dispositivos son clave. Los alcoholímetros deben ser revisados regularmente y un fallo en la calibración o en los certificados de homologación podría ser motivo de nulidad de la prueba. Existen sentencias en las que debido a que los dispositivos no cumplen estas exigencias, los tribunales han fallado a favor del acusado.

Insuficiente intervalo de tiempo entre las pruebas

Deben realizarse 2 pruebas con un intervalo mínimo de 10 minutos entre ambas. Esta medida es preceptiva para garantizar la fiabilidad. Por ello, si este procedimiento no se cumple, las pruebas podrían ser puestas en cuestión. Existen antecedentes en los que un conductor consiguió ser absuelto porque el intervalo entre las pruebas no fue suficiente, lo que puede afectar a la fiabilidad de los resultados.

Incongruencias o ausencia del ticket emitido por el etilómetro

Aunque el aparato comúnmente conocido para la realización de pruebas de alcoholemia es el alcoholímetro, la prueba decisiva se realiza con el etilómetro. Este aparato es más preciso y emite un ticket con el resultado de la prueba, tiempo y volumen del soplado, la fecha y la hora. Este ticket se adjunta a la denuncia y funciona como prueba.

Este ticket es una evidencia clave, ya que detalla la hora y el resultado, pero también la identificación del dispositivo. Es por ello que su ausencia o errores o incongruencias en los datos pueden generar dudas suficientemente razonables como para llegar a desestimar la prueba. Existe jurisprudencia en este sentido, que desestima la prueba por inconsistencia de los tickets emitidos.

Margen de error del dispositivo

La normativa específica regula los márgenes de error admisibles. Cuando la tasa registrada está cerca del límite legal, es decir, el acusado no supera por mucho la tasa permitida, el margen de error podría ser suficiente para evitar la condena. Esto sucede si el margen de error es superior al exceso de la prueba sobre el límite admitido.

En este caso, además de esta circunstancia, no debe existir una descripción de sintomatología del acusado en la denuncia redactada por las fuerzas de seguridad.

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Errores en la descripción del conductor por parte de los agentes

La identificación incorrecta del conductor puede llevar a la absolución, ya que no se establece un vínculo claro entre el acusado y el delito. Esto significa que los agentes se equivocan al describir al acusado durante la celebración de la vista oral.

Este tipo de errores procedimentales suelen ser revisados minuciosamente durante el juicio.

Resultados negativos en pruebas de alcoholemia en sangre

Si no hay una coincidencia entre los resultados del alcoholímetro y el etilómetro y los análisis de sangre, la jurisprudencia suele priorizar los análisis de sangre, puesto que son más precisos. Por tanto, si hay una contradicción entre ambas mediciones, el acusado podría salir favorecido.

Ausencia de testigos que hayan visto al acusado conduciendo

Para que exista delito de alcoholemia, es preceptivo conducir un vehículo, además de superar la tasa de alcoholemia. En los casos en los que no haya testigos o pruebas claras, de que el acusado condujo el coche, podría invocarse el principio de inocencia.

Esta ausencia de testigos visuales incluye también a la policía. En este sentido, ha de tenerse en cuenta que con que los agentes vean al sospechoso conduciendo, será suficiente.

Se refiere a los casos en los que, por ejemplo, se sorprende al conductor con el vehículo aparcado, bajando del asiento del piloto. Si no hay ningún testigo que lo haya visto instantes antes, conduciendo, podría invalidarse el caso por falta de pruebas.

Influencia de medicamentos que puedan alterar los resultados

Dado que el uso de algunos medicamentos puede interferir en los niveles de alcoholemia detectados, este extremo podría utilizarse como circunstancia para la invalidación de pruebas. Esto sucede especialmente con medicamentos que contengan etanol.

En tales supuestos, la defensa tendría que presentar informes médicos y periciales que acrediten esta posibilidad, incluyendo la prescripción médica de los medicamentos específicos.

No obstante, este argumento es difícilmente aceptado por los tribunales. En principio, se estima que, igualmente, si el acusado estaba tomando este tipo de medicamentos, no debería conducir.

Confusión sobre el delito cometido

Aunque también es una opción complicada, en ocasiones es posible que los hechos se interpreten como negligencia o imprudencia leve, sin llegar a considerarse un delito penal. Para emplear este argumento, las tasas registradas deben estar muy cerca del límite máximo permitido.

Otra opción es que el Ministerio Fiscal termine realizando la acusación por otro delito relacionado, como puede ser la conducción sin carnet, que suele tener asociadas penas menores.

Aplicación de la curva de alcoholemia o de Widmark

La curva de Widmark se utiliza para estimar la concentración de alcohol en función del tiempo transcurrido. Así, los efectos de la ingesta de alcohol pasan por tres fases, una ascendente o de absorción, una meseta y una fase decreciente o de eliminación.

Durante las primeras horas, el alcohol en sangre aumenta rápidamente, para después, estabilizarse, entre 30 y 90 minutos después de la última toma. Por último, el alcohol en sangre comienza a descender hasta su completa eliminación.

Con base en esto, puede argumentarse que, si en la primera prueba de alcoholemia el conductor presentase poco más del límite máximo y en la segunda un poco más, estaría en la fase ascendente. Por ello, es posible que en el momento en el que se paró al conductor, la tasa podría haber estado por debajo del límite permitido. Es decir, que el nivel de alcoholemia era menor en el momento de la conducción.

Es un argumento complejo y de difícil defensa, pero existen sentencias absolutorias en esta línea.

Si no es posible ganar un juicio por alcoholemia, ¿qué se debe hacer?

Cuando las pruebas son concluyentes y no hay margen para obtener una absolución, conseguir una sentencia de conformidad puede ser la mejor opción.

De acuerdo con el artículo 801 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, la aceptación de los hechos en un juicio rápido permite la reducción de la pena en un tercio. Ello, incluso, aunque esto suponga la imposición de una pena inferior al límite mínimo previsto en el Código Penal

Esta estrategia es útil porque con ella puede llegar a evitarse la prisión efectiva. En casos leves, puede negociarse una multa o trabajos en beneficio de la comunidad.

Además, permite reducir las sanciones económicas y administrativas, pudiendo reducirse el tiempo de retirada del carnet de conducir a través de la negociación. Por otra parte, cierra el proceso rápidamente, minimizando el impacto del juicio, tanto el emocional como el económico.

En cualquier caso, contar con un abogado especializado en delitos de tráfico es crucial para negociar las condiciones más favorables y garantizar el cumplimiento de los derechos del acusado.

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